¿Qué es la litografía?

La litografía es una técnica antigua de impresión en la cual reproducimos un dibujo o grabado que hemos realizado sobre la superficie de una piedra al estamparlo sobre una hoja de papel. El propio término, procedente del griego “litografía” nos revela en qué consiste. Se trata de una técnica que apareció a finales del siglo XVIII y encontraba su razón de ser en la inmiscibilidad del agua y el aceite.

El creador de esta técnica, Alois Senefelder, de origen alemán, empleaba esta técnica para publicar sus obras teatrales. Así, la litografía también podía emplearse para imprimir texto o ilustraciones, resultando una herramienta poco costosa.

Desde sus orígenes, ha sido una técnica ampliamente utilizada en el mundo del arte, dado que permite hacer varias copias, incluso a color, de dibujos realizados a mano alzada. Esta característica era bien conocida por artistas como Goya, Manet, Dalí, Picasso, entre otros.

Pero no solo el mundo del arte reconoció las innumerables ventajas de la impresión litográfica. El mundo de la publicidad, especialmente en el siglo XX, acogió muy gratamente este tipo de impresión en la reproducción editorial.

Ahora bien, ¿cómo funciona realmente la litografía?

Proceso de impresión litográfica

Una vez hemos comprendido qué es la litografía, pasamos a explicar cómo funciona esta técnica de impresión. Como hemos mencionado en la introducción, la litografía se basa en un principio químico por el cual las sustancias oleosas y el agua se repelen.

Partiendo de ahí, se usa una piedra de tipo calcáreo, de alta porosidad, resistencia y absorbencia. La piedra que se emplea en la impresión litográfica ha de estar en perfectas condiciones y presentar una superficie regular y lisa.

Esta piedra litográfica o plancha calcárea es el soporte sobre el que vamos a trazar el dibujo, texto o aquello que queramos imprimir con la ayuda de tintas grasas. A continuación, y aquí viene el proceso clave de la impresión litográfica, cubrimos la piedra con una capa de ácido nítrico y goma arábiga, la cual será rechazada por las partes dibujadas, dada la incompatibilidad en la composición. A continuación, entintamos la piedra, resultando que, solo las partes dibujadas se impregnarán con la tinta, dada la adherencia entre sustancias grasas.

Durante el siglo XIX, esta técnica alcanzó su máximo apogeo y fue, hacia la segunda mitad del siglo XX, cuando comenzó un tipo de litografía a color, la cual pasó a denominarse cromolitografía. De la mano de un alsaciano, Godofredo Engelman, nacía esta técnica que consistía en agregar el negro a los colores primarios, lo que permitía una gran variedad de tonos y sombras. 

Sin embargo, fue el artista francés Toulouse Lautrec al que debemos el verdadero éxito de esta nueva técnica de impresión. La revolución que supuso la cromolitografía en el arte, permitió la creación del cartelismo, teniendo, con máximo exponente a Lautrec. Muchas de sus obras más famosas, como el Gato negro o Divan Japonais, nacen de esta técnica litográfica a color.

A comienzos del siglo XX, las pesadas piedras fueron sustituidas por las planchas de metal, realizadas a base de aluminio. Dada la superficie lisa de la plancha, tuvieron que hacerse ásperas para que pudieran absorber el agua, tal y como hacían las piedras calcáreas.

Litografía offset

Como hemos visto, con el paso de los años, la litografía original del siglo XVIII fue evolucionando hasta alcanzar un tipo de litografía moderna conocida como Offset. En la actualidad, la práctica totalidad de prensas litográficas son prensas offset.

Este tipo de litografía, patentada por un inglés llamado John Strather, consiste en un método de estampación en masa que imprimía las imágenes sobre las superficies por medio de un cilindro de goma. Los diseños se realizaban sobre placas de metal para, más tarde, transferirlos a los rodillos de goma y acabar en el papel.

Proceso litografía offset

Basada en el mismo principio químico que la litografía tradicional, en la litografía offset, la automatización y la maquinaria suponen la gran diferencia.

En primer lugar, se prepara la plancha, la cual está dotada de partes que repelen el agua y partes que la adhieren. A continuación, colocamos la plancha sobre el cilindro, denominado “portaplancha”.

Tras esto, la maquinaria se pone en marcha y los cilindro de mojado impregnan, sobre la superficie de la plancha que debe repeler la tinta, una solución especial. Las áreas que se van a imprimir quedan sin humedecer.

A continuación, la plancha llega hasta los cilindros entintadores, los cuales, impregna tinta grasa sobre la plancha. Aquellas zonas que están humedecidas, impiden que la tinta se adhiera, de tal manera que, la plancha, recibe la tinta en aquellas áreas donde se va a imprimir.

La plancha, ya entintada, va rotando y entra en contacto con el cilindro, el cual presenta una superficie de caucho, llamada mantilla. La imagen se imprime de forma invertida en el cilindro, el cual gira de forma contraria a la plancha. El cilindro de impresión es el que genera la presión del papel contra la mantilla.

Para finalizar, el papel recibe la imagen de tinta de la mantilla, que la traspasa ya, en la dirección correcta, es decir, deja de ser una imagen invertida para imprimirse como debe verse.

Ventajas de la litografía offset

Una de las mayores ventajas de la litografía offset es su velocidad en la producción, llegando a realizar hasta 10.000 impresiones por hora.

Además, son capaces de imprimir en una gran variedad de materiales, desde papel áspero a papel celuloide. En cuanto a las tintas, puede usar desde las más comunes a las más especiales. Para finalizar, la calidad de la litografía offset es incomparable a otras técnicas.

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